Imagina por un instante que vas conduciendo por una ciudad sin señales de tránsito, sin ninguna señal que te oriente si corres peligro, si hay riesgo de dañar a alguien en el trayecto o si por el contrario todo va bien. Las señales de tránsito son las que nos indican y aseguran la conducción.
En la crianza, las normas, los límites y el desarrollo de la disciplina son estos elementos que dan a niños, niñas y adolescentes seguridad y protección, es su derecho porque garantizan un entorno propicio para su desarrollo pleno y específicamente aseguran:
- Su salud física: genera hábitos saludables de alimentación, acceso a actividades físicas de acuerdo a su edad, controles continuos sobre el estado de su salud, descanso y recreación.
- Su autonomía afectiva: brinda seguridad, permite los errores, celebra los aciertos, permite la separación - importante para la autonomía.
- Su integración social: respeta sus derechos humanos, determina cuáles son las reglas de convivencia y resuelve de forma no violenta los conflictos.
No obstante, ejercer procesos de disciplina positiva a través de normas y límites, muchas veces genera una primera reacción en los niños de enojo, por eso es importante que las normas sean claras, explicadas y consensuadas a través del diálogo.
La invitación es ir un paso más allá, implementar un modelo educativo donde las normas y los límites se establezcan con firmeza y afectividad, que genere libertad bajo el reconocimiento de los derechos del niño como del adulto, sus necesidades emocionales y cuide el vínculo afectivo en la familia. Un modelo educativo inclusivo y participativo, que promueva en los niños habilidades de vida que los haga sentir seguros y reconocidos.