Somos una sociedad que ha naturalizado la violencia como una herramienta de disciplina, un patrón social nocivo para el desarrollo de los niños y el ejercicio efectivo de sus derechos, por esta razón es indispensable que como adultos comprendamos que la crianza no debe ser un proceso traumático, todo lo contrario debe ser un proceso de aprendizaje, afecto, apoyo y disciplina positiva.
El reto como adultos es empezar a sentir, pensar y actuar de forma distinta, dejar atrás lo que hemos visto, vivido y asumido, es momento de criar a niños sin miedo, a niños con herramientas propias de desarrollo.
¿Cómo hacerlo?
- Crea entornos de seguridad para los niños: un entorno físico protector, un entorno emocionalmente cálido y positivo, donde los niños son protagonistas de su vida y tienen una opinión que es escuchada y tomada en cuenta.
- Expresa afecto físico, a través de palabras y actos: dile: te quiero, me importas, estoy contigo; abrázalo, el abrazo proporciona calma y energía, hazle saber por medio de tus acciones que es importante.
- Genera espacios que fortalezcan la confianza, el respeto, la seguridad y autonomía de todos los miembros de la familia.
- Mantente abierto al diálogo y a la escucha activa, especialmente en situaciones que generen cambios como: la llegada de un nuevo miembro a la familia, la muerte de un familiar, separación, los cambios de casa, entre otros.
- Establece pautas claras de autocuidado: es importante ser firmes en las reglas y las normas que son garantes del espacio de seguridad de los niños.
- Promueve los espacios para compartir con la familia ampliada o amigos: eso permite el intercambio de experiencias y nos permite hablar sobre nuestros retos en la crianza y nuestros logros. Además, así los niños se sienten parte de una comunidad con valores y hábitos compartidos.