Partamos de lo más importante, la relación afectiva que establecemos y el entorno de seguridad que creamos es lo que realmente permite educar a los niños, niñas y adolescentes.
Las siguientes herramientas nos van ayudar a afrontar las situaciones difíciles que seguro llegan en la educación de un niño. Conócelas y ponlas en práctica:
1. Conéctate antes de corregir:
Antes de reprender una conducta, hagamos entender al niño que hemos comprendido su emoción y cómo se siente.
2. Escucha activamente y valida sus sentimientos:
Es importante no juzgar ni descalificar los sentimientos de los niños, sean cuales sean. Ninguna emoción es errónea, lo que puede ser dañino es no manejarla bien. Ellos tienen derecho a sentirse como se sienten.
3.-Siempre pregunta primero:
A veces olvidamos preguntar a los niños su visión de lo que ha pasado. Y por eso nos faltan datos para comprender antes de actuar.
4. Involucra a los niños:
Un aprendizaje es importante cuando se lo vive activamente. Si solo se recibe el resultado como observador o receptor pasivo no se incorpora. Por eso, todo aquello que queramos que los niños aprendan tiene que ser algo de lo que formen parte activa.
5.- Motiva en vez de alabar:
Motivar no es alabar lo que hacen bien, sino impulsarles a mejorar lo que todavía no han logrado, a esforzarse, a no abandonar. Es reforzar el proceso, no el logro final.
6.- Empodera en vez de rescatar:
Los adultos tendemos muchas veces a solucionar las situaciones a los niños, a rescatarlos dándoles una solución al problema. Pero la clave siempre es intentar que sean ellos quienes encuentren la solución.
7.- Supervisa constantemente:
Debemos ser capaces de ir revisando los procesos de los niños, ayudándoles a enfocarlos bien, acompañándoles en el camino, no esperando al resultado final para evaluarlo como acertado o erróneo. Es importante estar presente en el camino.
8.-Permite que los niños experimenten las consecuencias de sus decisiones:
Todas las acciones en la vida tienen sus consecuencias naturales. Si intentamos evitarlas, impedimos el aprendizaje positivo de los errores, los aciertos y sus efectos. Si ese aprendizaje no se realiza, los errores serán mayores a largo plazo.