noviembre 14 2017
La Casa en Comunidad como ejercicio de autonomía
Es increíble la transformación que hemos experimentado, tanto yo como educadora, así como los adolescentes en Casa en Comunidad. En circuito cerrado los niños y adolescentes dependen mucho de los adultos, en comunidad desarrollamos habilidades y destrezas conjuntamente para que sean autónomos, tomen sus propias decisiones y experimenten nuevas emociones todos los días.
Se dio el cambio un 8 de febrero y llegamos a la parroquia de CHIQUINTAD, en Cuenca, con todo un río de preguntas e incertidumbres. ¿Cómo sería la vida en ese sector? ¿Qué nos esperaba en esa parroquia? ¿Cómo serían los vecinos?
Éramos el equipo técnico, cuatro adolescentes: Juan, Stalyn, David y Ángelo, y yo. Cuando llegamos, los vecinos nos saludaron con atención y cariño, todo fue muy natural y eso nos dio seguridad.
David de 17 años ahora piensa diferente, cuando no está el almuerzo o la merienda se levanta las mangas de la camisa y cocina para todos. En circuito cerrado teníamos todo listo, desde el café para servir en la mesa, ahora ellos son los que sirven y dicen “tía tome su plato de comida o café y sírvase”. Ellos son los que se organizan para limpiar los espacios de la casa con mi ayuda.
Juan de 16 años estudia en Ricaurte y tiene que tomar dos buses y recorrer un largo trayecto. Se levanta a las cinco de la mañana, se baña, se arregla, se pone su uniforme, se sirve su desayuno y sale a tomar el bus cuarto para las seis de la mañana.
Ángelo tiene 13 años es responsable en el área educativa, cumple con sus obligaciones de la casa y es bastante colaborativo y solidario con los compañeros, que lo consideran un líder como ejemplo a tener en cuenta.
Stalin es un adolescente de 14 años que le gusta estar bien presentado y arreglado. Es espontáneo, muchas veces arregla toda la casa especialmente cuando todos estamos ocupados con diferentes actividades.
Ninfa Rodriguez
Educadora Programa Cuenca