octubre 8 2012

Una perdida lamentable en Aldeas Infantiles SOS Ecuador

Una pérdida lamentable en Aldeas Infantiles SOS que nos aflige pero a la vez nos fortalece como familia a seguir en pie de lucha y trabajar con más ahínco por nuestros niños.

Día a día trabajamos por crear y fortalecer familias, porque creemos que la familia es el mejor espacio para el desarrollo de las niñas y los niños, esa vocación enorme nos ha llevado a convertirnos también en una voluntariosa, solidaria y muy unida familia.

Desafortunadamente existen momentos duros que como familia hay que afrontar, tragedias que nos golpean sin mediar una mínima postergación. Hoy atravesamos por uno de esos terribles momentos: la muerte de uno de los nuestros. Leticia tenía quince años, una edad de inquietudes, de proyectos, anhelos y sueños.

Estaba a punto de salir de la Aldea de Portoviejo para vivir con su hermana Cecibel, querían crecer juntas en una cercanía protectora, estaban emocionadas y dispuestas a enfrentar todos los retos que la vida les pusiera. Tristemente no hubo ventura en ese proyecto, Leticia fue diagnosticada con cáncer y a sus quince años se vio sorprendida por la muerte.

Su pérdida nos acongoja, porque es un golpe directo a todos los que hacemos parte de esta familia, y el sentimiento es legítimo pues nos guía la empatía, el padecimiento compartido y el sentido humano, y aunque tengamos coraje y rabia por lo ocurrido, y aunque nos cueste creer que una vida se apague tan pronto, el momento nos exige juntarnos como familia, acercarnos en un abrazo estrecho y seguir adelante.

Es nuestra obligación continuar, que la partida de Leticia nos recuerde las razones por las que estamos luchando, que su vida no pase desapercibida, que su muerte nos remueva el piso pero no que nos haga tambalear. Como familia Aldeas Infantiles SOS extiende la mano a la Aldea de Portoviejo, sin condolencias protocolarias, extiende la mano hermana de manera sincera, porque vivimos la pérdida en todos los rincones donde nos encontramos realizando nuestro trabajo. Una pérdida que es grande y es de todos, pero que debe impulsarnos a seguir trabajando con más ahínco por ésta que es una misión impostergable.

Que el luto nos haga reflexionar, pero que la acción no se detenga, que nuestra voluntad no se quebrante, porque existen miles de niñas, niños y adolescentes que dependen de nosotros y a los que no podemos abandonar.